Resumen
Quienes escriben sobre historia social y de la cultura no tendrían ningún reparo en coincidir con la admiración del escritor inglés por la correspondencia epistolar, porque conocen mejor que nadie su valor como fuente primaria y como artefacto cultural. La correspondencia entre dos, por su carácter privado, guarda intactos los sentimientos, pensamientos y opiniones más íntimas de estas personas sobre otras personas y sobre acontecimientos del presente y del pasado. Antes de la revolución de nuestra época en las comunicaciones, las cartas eran el medio regular, el único medio, para comunicarse con otros en la distancia y en el tiempo. Sólo mediante la escritura se podía informar al otro sobre el curso de los negocios, sobre acontecimientos inesperados, sobre la familia y sobre las inti-midades del corazón. Su valor documental se incrementa cuando contamos con una correspondencia epistolar de varios años seguidos, por lo que puede llegar a revelar de una época y de una vida