El creciente aumento de la población adulta mayor ha despertado un interés por el estudio de todo lo que rodea el envejecimiento, dándole especial importancia a las diversos declives cognoscitivos y patologías, ya que son una de las primeras fuentes de incapacidad en la vejez (Mora-Simón, García-García, Perea-Bartolome, LaderaFernández, Unzueta-Arce, Patino-Alonso & Rodriguez-Sanchez, 2012), causando preocupación para los sistemas de salud. Se ha encontrado que en países desarrollados, el acelerado aumento de patologías en adultos mayores, ha llegado a constituirse como un problema de salud pública que amerita atención por parte de los gobiernos (Brookmeyer & Gray, 2000 en Fernández, Castro-Flores, Pérez -de las Heras, Mandaluniz-Lekumberri, Gordejuela & Zarranz, 2008). El envejecimiento trae consigo modificaciones no solo físicas y fisiológicas, sino también cambios en los roles familiares, laborales y sociales; es el resultado de la interacción entre diversos factores externos e internos que condicionan a que este ocurra o no de manera exitosa (Fernández, Machado & León-Díaz, 2009). El adulto mayor pasa de ser muchas veces cabeza del hogar a ser un miembro de la familia que requiere de cuidado y supervisión, en especial cuando se presenta alguna patología durante el mismo.