Abstract
Observando elecciones inicié mi acercamiento con la democracia. Esperaba conocer de
cerca lo electoral de la política, de nuestra política local, para luego llegar a hacerle
seguimiento al desempeño de los electos, particularmente del Concejo de Cartagena y la
Asamblea de Bolívar 1
. La preocupación inicial que tuve estaba centrada en las reglas
explícitas del proceso electoral, tanto legales como las construidas a partir de la tradición,
viendo las elecciones como la puerta de entrada al poder Estatal en el que participan tanto
actores políticos, entiéndase en este caso candidatos, como actores cívicos. Me interesé
entonces en saber por cuáles mecanismos se accedía a este poder (el estatal), y cómo eran
éstos, para posteriormente preguntarme si las instituciones de elección popular generaban o
no espacios de participación e incidencia ciudadana, cómo eran sus relaciones con la
ciudadanía y las formas en que ejercían su poder, un poder conferido por la ciudadanía a
través del voto.
Vi que en efecto la institucionalidad (Concejo y Asamblea) cumplían en gran medida con
su parte al disponer de encuentros para la participación ciudadana o al menos dan las
herramientas para que la ciudadanía los exija; pero también percibí que habían algunos
grupos que al utilizar estas herramientas creaban relaciones en su mayoría de verticalidad
con los actores políticos y que todas estaban vinculadas a “favores” electorales, es decir,
qué recibía el elector luego de haber votado por algún candidato en específico. De alguna
manera era “pasar una cuenta de cobro” por un “servicio” ya prestado.
Al ver que este tipo de relaciones era reiterativa, quise saber si así era como el ciudadano
“de a pie” entendía en Cartagena todo lo relacionado con política, si es que política es igual
a elecciones y pagar favores. Por esa razón me preocupé por conocer cómo serían las
relaciones y concepciones de poder en esos actores que no están ocupando posiciones en el
Estado, que viven en otras expresiones de la política alejada de lo electoral y de las
instituciones estatales. Esperaba entender a partir de esas costumbres, objetos, percepciones
y representaciones, lo que aquí en Cartagena conforma la cultura política.