Según la Organización Internacional para la Estandarización (ISO), uno de los principales organismos internacionales desarrolladores de estándares, la normalización es la actividad que tiene por objeto establecer, ante problemas reales o potenciales, disposiciones destinadas a usos comunes y repetidos, con el fin de obtener un nivel de ordenamiento óptimo en un contexto dado, que puede ser tecnológico, político o económico. La asociación estadounidense para pruebas de materiales (ASTM) define la normalización como el proceso de formular y aplicar reglas para una aproximación ordenada a una actividad específica para el beneficio y con la cooperación de todos los involucrados. La normalización persigue fundamentalmente tres objetivos: Simplificación: se trata de reducir los modelos para quedarse únicamente con los más necesarios. Unificación: para permitir el intercambio a nivel internacional. Especificación: se persigue evitar errores de identificación creando un lenguaje claro y preciso.