Colombia ha entrado en el proceso de mejorar su calidad educativa, no solo por la noble intención y vocacionalidad de los educadores de todo carácter y nivel, sino porque al fin existe voluntad política para darle a la educación el merecido puesto que le corresponde dentro del proceso de construcción del país y del mejoramiento de las condiciones culturales. La educación en Colombia tiene como objetivo principal el desarrollo integral de los educandos encaminado sobretodo a la voluntad, ejercitando dentro ésta las normas del bien y de la ética, y de las instrucciones orientadas al cultivo de la inteligencia, por la conquista de la verdad y el conocimiento. Los procesos renovadores, en realidad humanizadores, personalizadores y emancipatorios, podrán poner en práctica el anhelado propósito de convertir la escuela en un verdadero proyecto cultural. (Lafrancesco, 1995)