Resumen
Cuando sabemos que tantos mueren a las entradas de los hospitales sin
atención médica, o cuando un niño debe mendigar el pan o no va a la escuela,
parafraseando mejor al humanista que al genio de la física, es cuando sabemos
que la intervención del Estado se justifica plenamente. El afán de ver realizados
los derechos humanos como ideal humano universal, ha traído consigo de manera
indefectible, la suma de las fuerzas y las inteligencias, para lograr objetivos
comunes, que al tiempo son los de la sociedad y por ende del Estado como
sintetizador pactado de aquella. Sin duda en algunas latitudes estas acciones
han sido abiertamente más eficaces y comprensivas en la consecución de los
objetivos que se plantean, y que entre otros se ha visto reflejado en el poder hacer
efectivas las oportunidades para la mejora de existencia material de las
personas. Es por ello que vemos en el concierto de las estados, regiones y
subregiones con altos e incluyentes niveles de desarrollo que hacen aflorar las
aspiraciones de quienes aún no los gozan para obtenerlos, niveles que no se
tienen muy a pesar de estar frente a un derecho, porque así lo estableció la
comunidad de naciones cuando declaró el catálogo de derechos humanos,
valores que transitan desde las libertades puramente individuales que florecieron con las revoluciones liberales burguesas del l siglo XVIII, hasta los derechos de
orden colectivo como lo es el derecho al desarrollo, de más reciente data.