Abstract
El mercado de capitales es el conjunto de mecanismos a disposición de una
economía para cumplir la función básica de asignación y distribución, en el tiempo
y en el espacio, de los recursos de capital, los riesgos, el control y la información
asociados con el proceso de transferencia del ahorro a la inversión.1
Los mercados de capitales intermediados y no intermediados coexisten en la
mayoría de los países del mundo aunque, dependiendo del caso, generalmente
uno se desarrolla más que el otro. De acuerdo con Juan Pablo Trujillo (1995),2
Alemania es un ejemplo de mayor desarrollo relativo del mercado bancario,
mientras que Estados Unidos y el Reino Unido han tenido un mercado no
intermediado más dinámico (sin desconocer el papel de las instituciones
financieras). Colombia ha optado por un modelo más inclinado hacia el esquema
alemán3
. Dicho esquema está estructurado alrededor de pocas instituciones
bancarias multipropósito, mientras que su mercado no intermediado es de escasa
profundidad y poco competitivo frente al intermediado. Por su parte el sistema
anglosajón basado en instrumentos, se encuentra en el otro extremo del espectro.
Cada estructura posee ventajas y desventajas, y cada una corresponde a
circunstancias particulares de cada país. Más aún, en términos generales se
puede observar a nivel mundial una tendencia hacia la complementación de los
dos sistemas más que su sustitución.