Abstract
La historiografía del bienestar de los países ha ido evolucionando con la incor-poración de nuevos enfoques para aproximarse al tema. Los primeros estudios consideraban que el producto interno bruto (piB) podría ser una buena aproxima-ción para medir el bienestar de los habitantes. Posteriormente, otros autores co-menzaron a cuestionar que el piB solamente estaría reflejando el crecimiento en la producción, excluyendo otras variables que podrían también estar influenciando el bienestar, tales como el grado de educación y la salud que disfrutan los habi-tantes de un país. A partir de esta propuesta se construye el índice de desarrollo humano (iDh), que contempla tres componentes para medir el bienestar: piB, edu-cación y salud. En los últimos años, ha surgido la estatura como una variable que refleja con bastante exactitud el estándar de vida que disfruta una población. La estatura humana depende, por supuesto, de factores genéticos. Pero el potencial de crecimiento está condicionado por el efecto neto de, por un lado, la nutrición, y, por otro, las enfermedades y el esfuerzo físico (por ejemplo, en el trabajo). En consecuencia, los aumentos de estatura en el tiempo son un buen indicador del bienestar de las personas.