Resumen
La declaratoria de San Basilio de Palenque como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial
de la Humanidad realizada por la Unesco en el año 2005, ha implicado la apertura de nuevos
circuitos para el consumo turístico de los valores culturales de las y los palenqueros, y por ende
de la redefinición de espacios, relatos y personajes ―exóticos y prístinos‖ que resulten
interesantes para ser vistos y visitados por turistas y foráneos. Siete años después de esta
declaratoria, la actividad turística en Palenque está plenamente identificada como un sector en
crecimiento y son cada vez más frecuentes los grupos de turistas venidos de diferentes latitudes
en excursiones y pasadías.
A la par, guías, gestores y servidores turísticos se están convirtiendo en nuevos sujetos
culturales pero también económicos de la escena local, y están adquiriendo un rol determinante
en las formas como se representa, se entienda y finalmente se comercia la estancia del turista
en San Basilio de Palenque. Esto tiene el atenuante de que este tipo de representaciones no
necesariamente responden a la cotidianidad de los sujetos de la localidad, sino también a las
estéticas que el turista o el visitante ha imaginado, en su condición de constructor de la cultura.
En ese sentido, es cada vez más notoria la estrecha relación entre las declaratorias de
patrimonio cultural y la industria turística. Los procesos de patrimonialización representan un alto
contenido simbólico que asigna a los bienes culturales tangibles e intangibles una especial
protección, no sólo relacionada con su salvaguarda sino también con los usos sociales que se
pueda hacer de ellas y donde el turismo aparece con bastante preponderancia. En el sistema
económico actual de corte neoliberal, los valores culturales se han vuelto redituables y la
industria turística se ha constituido en un vehículo óptimo para promover el consumo y la
mercantilización cultural, reproduciendo al tiempo estereotipos de lo diferente y lo auténtico, que
redefinen la etnicidad de las comunidades insertadas en la lógica patrimonial y turística (Cháves,
Montenegro y Zambrano, 2009; Pérez, 2006; De Oro, 2010; Chaparro, 2008).