Abstract
Si bien Justico estaba contento en su nuevo hogar, y tenía pocos vínculos con su familia materna, en ocasiones, quizás en vacaciones, viajaba a Sincelejo, manteniendo el contacto con su abuela y de paso con las músicas y músicos, como Pello Torres.
“Y me acuerdo que yo cuando tenía 10 años estaba
tocando, ya estaba tocando, tú sabes, con él, y él tocaba el bombardino, tocábamos duetos, y la música que tocábamos era música colombiana de la costa Atlántica: cumbias, porros, chandés, pero también tocábamos bambucos y pasillos. Bambucos y pasillos es la música del interior de Colombia que es en ¾, 6 por 8, y él se ponía a tocar con su bombardino, tú sabes: “po ro, pi ro pi pa pa, pi ro pi pa pa, [tararea figuras acompañantes en tres cuartos para el bombardino]”, como un bajo, ¿ves?, y entonces me decía: “ok, Justico, toca, toca, estamos en Re menor, arranca”. Y él, claro, lo mantenía siempre en tónica y dominante, y a veces se iba para un cuarto grado”.