Abstract
El contexto de la globalización económica hace más imperioso aún la participación de la Universidad como fuente inagotable de conocimiento, innovación científica y tecnológica al servicio de la sociedad. No obstante, la universidad ha cedido terrenos en términos de sus valores, subyugándose ante el pragmatismo mercantil, a tal punto que el criterio economicista y de corto plazo, termina imponiéndose a la búsqueda de la excelencia académica y científica, limitando de esta manera su papel en la transformación del entorno socio-económico dentro del cual está insertada. La tarea de lograr el desarrollo local y regional, no es exclusiva de la Universidad, la región también requiere de una clara capacidad de organización social, es decir, de ser y poder, de mayor flexibilidad y constancia en el proceso de desarrollo, del conocimiento y capacidad de aprendizaje.