Abstract
En los últimos años se han producido grandes transformaciones en los países
industrializados, en los países en desarrollo y en el conjunto de la economía
mundial, donde se destacan cuatro elementos fundamentales: En primer lugar, se
ha acentuado la dinámica de la revolución tecnológica, con aumentos en los
niveles de producción y menores costos, se han fortalecido los sistemas de
información, donde la informática y las telecomunicaciones representan los
sectores con mayor dinamismo en las últimas décadas1
.
En segundo lugar, se ha modificado el marco institucional de las empresas en el
mundo, donde los procesos de apertura, liberalización y desregulación, juegan un
rol fundamental.
En tercer lugar, los polos de desarrollo más dinámicos se encuentran en los
países en desarrollo (especialmente en Asia) y por consiguiente se presenta un
aumento de la competencia, forzando el desarrollo e incorporación de
innovaciones tecnológicas que cambian la posición relativa de sectores y
empresas en el mercado mundial, cambiando y volviendo más dinámicas a las
empresas.