Resumen
La globalización de la economía y los cambios en las exigencias del mercado
consumidor han hecho evidente que las empresas cambien su enfoque
administrativo tradicional regido por metas en la producción y las ventas, a otro
más emprendedor y cambiante como es la satisfacción de las necesidades y
expectativas de los clientes para lograr ser más competitivos y mantener un
posicionamiento en una economía sin fronteras. Ciertamente, desde la época de
la Revolución Industrial hasta hace algunas décadas la filosofía de las diferentes
empresas, principalmente industriales, era producir en masas. El mercado estaba
asegurado completamente, pues la economía giraba entorno a la producción; lo
que se fabricaba, se vendía y el cliente tenía poca opinión o influencia; las
principales metas y objetivos eran la eficiencia en la producción y en los costos. A
principio de los años 80 algunas compañías comenzaron a responder al mercado
global, y en los 90, la importancia en la producción en masa había disminuido. Se
impuso la filosofía de la excelencia en la producción o de la fabricación de clase
mundial, en la cual se hace frente al principal cambio ocurrido, como es el
refinamiento de los clientes. El cliente se volvió más exigente y la economía
comenzó a depender de él. Además, el auge que comenzaron a tener las
empresas de servicios, al hablarse desde hace algunos años de la producción de
servicios, le brindó al cliente más opciones de satisfacción y de elección.