Abstract
Hace más de dos décadas comenzó la transformación del ser contable. Aquel
personaje gris de visera y mangas largas ha dejado de existir, hoy se ha sellado su
último ataúd, pero la vida sigue y los nuevos contables adquieren grandes
responsabilidades ante la sociedad.
Los estudiantes y especialmente los de Contaduría Pública se enfrentan en nuestro
medio al enorme reto de comenzar a construir la sociedad del conocimiento, es decir,
aquella en donde el valor más preciado es el saber, que es a su vez fuente de la
productividad. Una sociedad productiva es tecnológicamente avanzada y el avance
tecnológico guarda una estrecha relación con la información del conocimiento; países
como Colombia, necesitan romper las taras sociales y emprender el camino de la
verdadera educación, fuente primigenia del progreso.
La globalización de los mercados y el fuerte desarrollo tecnológico de los sistemas de
información financiera han provocado una voluminosa cantidad de transacciones
novedosas e intercambios de flujos económicos de gran complejidad que requieren de
contables altamente calificados para la transformación de esa masa inerme de datos en
información que guíen las acciones de los gerentes, el gobierno, los trabajadores y en
general aquellos usuarios interesados en ella.