Abstract
La gestión empresarial del siglo XXI empieza a olvidarse del modelo tradicional de
liderazgo basado en una mentalidad conservadora, paternalista y autoritaria, que
está siendo sustituida cada vez más, por una mentalidad amplificadora con un
modelo nuevo, moderno, emprendedor y motivador. Una de las variables
principales de este modelo de gestión es la comunicación (Morales Serrano,
2001).
La comunicación está siendo reconocida como una variable clave por quienes
conducen las organizaciones, constituyéndose en una aliada para conseguir los
objetivos estratégicos en situaciones de cambio. La correcta gestión de la
comunicación dentro de las organizaciones reduce la posibilidad de los flujos
incontrolados de información, disminuyendo así en un alto grado el riesgo de
conflictos.
Aunque los procesos de comunicación, tanto externos como internos, han existido
siempre en todo tipo de organizaciones, han sido las empresas e instituciones
consideradas como excelentes, por su reconocida preocupación por la calidad en
todos sus ámbitos de gestión, las pioneras en cuanto a la detección de la
importancia que ejerce la buena gestión de la misma en el ámbito organizacional.
Y son justamente este tipo de organizaciones las que consideran a la
comunicación como una herramienta de gestión estratégica y un signo exterior de
modernidad.