Abstract
Esta infancia en Barranquilla, según sus propias palabras, fue una época muy bonita para él, ya que Jorge Rafael le dio una muy buena educación, muy sólida y amorosa, tanto desde lo humano como desde lo musical. Pero esta época tuvo un final abrupto e inesperado, dándole nuevamente un giro
radical a la vida de Justo.
“La música de Colombia, especialmente la música de la costa Caribe donde yo nací, es muy rítmica, tú sabes, mucho ritmo: “pa, tu cu tu p ch pa” [tararea un ritmo imitando un instrumento de percusión como una batería], pero armónicamente es muy simple en un sentido, tú sabes, es como la tónica y el dominante (el acorde uno y el quinto, tú sabes a qué me refiero). Entonces había mucha improvisación, así que aprendí escuchando a los chicos
improvisar, de manera que cuando tenía diez u once años yo también estaba improvisando, tú sabes, así que ellos [me decían]: “oh, ven y toca…” y me permitían tocar, incluso jazz” (Traducción propia).