Abstract
La inclusión de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) como política de salud pública no ha dejado de ser objeto de controversia en todo el mundo desde su aprobación en EE. UU por la Federal Drug Administration (FDA) en el año 2006. Tras un inicio prometedor en Latinoamérica, la tasa de vacunación había descendido notablemente en el año 2016, en países como Brasil, México, Panamá o Argentina (1). En Colombia la tasa de cobertura de vacunación descendió drásticamente hasta el 20,4% (2) tras el fenómeno registrado en 2014 en el municipio de El Carmen de Bolívar, cuando centenares de niñas y adolescentes sufrieron una serie de síntomas bizarros, cuyos familiares atribuyeron a una campaña de vacunación escolar con Gardasil. Este fenómeno fue calificado por las autoridades de salud como un evento psicógeno masivo vinculado a un miedo a la vacunación, acrecentado por el tipo de cobertura de algunos medios (tildada de irresponsable por estas autoridades), así como por la influencia de las redes sociales digitales en la percepción ciudadana ante este fármaco.