Abstract
El uso del aire comprimido data del año 1700 cuando el físico francés Denis Papin
utilizó una rueda hidráulica para comprimir aire y transportarlo a través de
tuberías. Casi un siglo después, el inventor inglés George Medhurst patentó la
primera máquina de aire comprimido impulsada por un motor; sin embargo, el
crédito de la primera aplicación práctica del aire comprimido se otorga al también
inventor inglés George Law, quien desarrolló en 1865 el primer taladro para
piedra, que fue utilizado para hacer el túnel del ferrocarril en la montaña Mont
Cenis en los Alpes Suizos, abierto en 1871, y el túnel Hoosac en el oeste de
Massachusetts, en Estados Unidos, puesto en servicio en 1875. Por último, otro
avance importante fue el invento del freno de aire para trenes, desarrollado hacia
1868 por el inventor, ingeniero e industrial estadounidense George Westinghouse.
Hoy en día, el aire comprimido es uno de los servicios que con mayor frecuencia
utiliza la Industria. Versátil y seguro, es empleado como un fluido de limpieza,
refrigerante, elemento transportador, activador de herramientas neumáticas y de
diversos sistemas de control; además, puede mezclarse con varios productos y
resulta indispensable en infinidad de maquinaría; en la actualidad, muchos
procesos robotizados no se conciben sin este importante recurso.