Resumen
El Traumatismo Craneoencefálico (TCE) conocido como la “epidemia silenciosa”, se
define como la ocurrencia de una lesión sobre el cráneo o su contenido. La lesión incluye
contusiones simples, fracturas craneales, edemas cerebrales traumáticos, daño axonal difuso;
producidos por accidentes de tránsito, caídas, golpes intencionales y no intencionales. Implica al
menos laceraciones craneales y alteraciones más o menos severas del estado de conciencia
(Jaramillo et al., 2001; Marchio, Previgliano, Goldini, & Murillo, 2006; Martínez & Bonifaz,
2008).
El TCE es una de las principales causas de muerte y discapacidad en jóvenes entre los 16
y 35 años de edad en todo el mundo (Arango et al., 2007), y es la causa más frecuente de muerte
e incapacidad en la edad pediátrica. La morbilidad y mortalidad por traumatismo sobrepasa las
de todas las enfermedades importantes en niños y adultos jóvenes (Langlois, Ruttland & Wald,
2006). En el 85% de los accidentes traumáticos en niños intervienen lesiones craneoencefálicas
(Casado & Martínez, 2000).
Según Junqué (1999), gran parte de los pacientes que sobreviven al trauma quedan con
secuelas físicas, cognitivas, y/o comportamentales que dificultan y en muchos casos impiden el
regreso a las actividades cotidianas, obstruyendo la continuidad académica, profesional y social.
De acuerdo a la etapa del ciclo vital donde se sitúe el individuo, las repercusiones serán distintas.
Por ejemplo, en los niños suele manifestarse con bajo rendimiento académico, aun con niveles
intelectuales normales.